En las guías turísticas no se invita a conocer la leyenda del Nahuelito, pero está presente en la mente de cada habitante de la ciudad de San Carlos de Bariloche. Como ocurre en el caso del lago Ness, al norte de Escocia, el monstruo del lago Nahuel Huapi es una incógnita.
El Nahuelito ha hecho sus apariciones sobre la superficie lacustre en varias ocasiones y mucho se ha escrito y escuchado sobre su extraña presencia. Se lo muestra como una enorme serpiente que luce su cabeza, parte del lomo y la cola, y hasta se lo ha fotografiado. Avanza cerca de la costa con movimientos ondulantes y deja una larga estela.
Su descubrimiento no nos pertenece. Durante el siglo XIX, los aborígenes que vivían en la zona crearon una leyenda acerca de este personaje enigmático.
Posteriormente, en el siglo XX, varias comisiones de estudio ofrecieron distintas teorías para acreditar su existencia. ¿Es un animal prehistórico?, ¿el resultado de un experimento nuclear?, ¿un conjunto de plantas que desde el fondo de las aguas sube hasta la superficie y se agita en miles de burbujas?
Todas estas teorías se suman a lo que ya habían observado los aborígenes, pero no existe una definición en cuanto a esta extraña y esporádica aparición. Entonces, sólo resta mirar fijamente las aguas del Nahuel Huapi y dejarse llevar por la imaginación y curiosidad que este enigma despierta en cada uno.
Quizás en el futuro se puedan realizar avistamientos del monstruo del lago así como hoy lo hacemos con las ballenas que visitan la costa atlántica argentina, pero, en ese caso, se habrá perdido el misterio que hoy produce su presencia.
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